martes, 3 de marzo de 2020

Nuevo decenio

Lo malo de ausentarse tanto tiempo es que uno no sabe ni por dónde comenzar.  El 2019 transcurrió en el nuevo domicilio (a orillas del Düssel y en donde no pasa nada, el domicilio anterior era la esquina del movimiento en comparación:  pasaban al menos los erizos) y sin asomarse ni siquiera por aquí.

Angie sigue ahí, pero no pudo irse de feliz ocaso. Su figura opacó a su partido, a su sucesora le quedaron grandes los zapatos y ahora los lobos a los que Angie les pusiera la pata salen de sus grutas, más calvos pero haciendo de cuenta que aún siguen en 2005.
El AfD sigue ahí, ganando fuerza en el oriente, mostrando cada vez más las garras nazis.
El corona virus se impuso, recuerdo el titular pequeñito en una esquina de una nueva enfermedad en China cuando comenzó el año y estábamos todos impresionados con las fotos de los incendios australianos y vea dónde va el bicho ese 2 meses después, unos 3000 muertos en todo el mundo, ya hizo su triunfal entrada en casi todos los continentes (Oceanía no sé).  Por todo el alboroto y las medidas (mi empleador canceló todas las reuniones y viajes internacionales, cerró los casinos, entre otros)  siento un ligero deja-vu con el 11 de septiembre.

Yo sigo aquí, ya ni me quejo del mucho trabajo y los pocos recursos porque sería como quejarse del mal clima o de la carestía.  Tampoco me quejo de la soledad: si sigo sola es porque la gana se me da.  El online dating caro no me dio sino rechazos los primeros dos meses (ni que hubiera puesto las fotos de Quasimoda) y por allá no volví a pesar de la inversión.  Mis amigos que me quieren me insinúan con toda la diplomacia del mundo que yo debiera cambiar cositas (mi aspecto, mis rutinas) pero es en este punto donde el ser tranquilo que ahora aspiro a ser se embala, se da cabezazos contra la pared y dice:  si es así, entonces sola (miserable pero tranquila) y nos vamos todos para nuestra mierda, mucho gusto, buenas noches a todos.

viernes, 9 de marzo de 2018

Todo cambió para seguir igual.

Hace apenas un par de días (¿semana y pucho, quizás?) se definió por fin el nuevo gobierno alemán después de las últimas elecciones.  Casi 6 meses en la incertidumbre coronados por un "oh, quedaron gobernando los mismos", plop.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Mudanza

Se avecina trasteo doméstico después de haber pasado la temporada más larga en mi biografía en un único domicilio -casi 10 años, cuando vivía con mis padres juntos tendían a mudarse cada 7 años, mi récord era hasta ahora 8 años en mi último domicilio bogotano-.

Me voy al norte pero sigo al oriente de la ciudad.  Cambio la vecindad del Rin por la del Düssel (que, no se olvide y no me canso de insistir, es el aportante del nombre de Düsseldorf, esta bella capital de departamento), la de la reserva natural Urdenbacher Kamp y el bosque de Garath por la del del bosque de Düsseldorf y una vieja mina de carbón vuelta lago, el Unterbacher See. Igual sigo rodeada de naturaleza a la mano, aunque sea man made y (era requisito número uno) estaré aún más cerca del trabajo, aun cuando la ciclorruta es más mehh.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Soy sola

El barquito al que aludiera al final de esta entrada no naufragó, pero encalló. Hace ya rato. Yo y mi resiliencia dizque para estar segura y después no arrepentirme.

No me sentí más con tripas para estar con alguien que me quiere y me respeta y me trata como una princesa y con quien hacemos planes chéveres pero que no se siente seguro así me quede a su lado ni está en paz consigo mismo.


No tengo problema con quedarme sola, pero sí tengo temor de ser exigente sin darme cuenta y no poder estar con nadie y peor aún, no poder quererlo ni dejarme querer.

viernes, 8 de septiembre de 2017

El nuevo período de Angie

Ahora vienen otra vez las elecciones federales (las de poner al Canciller o como van las cosas, las de seguir poniendo a Angie de canciller* (1), las estatales ya fueron en mayo de este año) y yo estoy otra vez en el mismo desparche de siempre, sin tener por quién votar.  *:Angie igualará así a su mentor Helmut Kohl, el canciller de la unidad alemana.


Angie ni está en mi lista, he aclarado n veces que yo por un partido con el adjetivo "cristiano" en el nombre no voto ni bajo amenaza.  Los verdes ya hace rato que se destiñeron y ni con lo del escándalo de las emisiones de Volkswagen y prácticamente de toda la industria automotriz dan mañas de perfilarse.  Los izquierdosos (literalmente se llaman La Izquierda) tienen unos puntos muy válidos y muy bellos, lo único malo es que tienen a una candidata antipática en mi jurisdicción (izquierdosa divorciada de un millonario, ah, la política) -aunque debiera, a este partido apenas le da para el 5% que es el umbral mínimo para quedar en el parlamento y que no lo saquen a sombrerazos y ejercen una oposición decente-.  Y ni siquiera sé quién es su candidato a canciller, btw. (2)

No hay la opción del voto en blanco pero se puede hacer el voto inválido (supongo que poniendo más cruces de las que son, o qué sé yo).  Hasta de pronto me voy por esas.  Nja. (3) (4)

¿Yo por qué cuernos no admití desde el principio que esta vaina iba a estar politizada y apenas hasta ahora decidí ponerle un label al asunto? Escribo ahora cada 500 años aquí y cuando lo hago, justo es de esto. Soy mi abuelo Antonio.

Update Marzo 2018:
(1): Casi que no lo logra Angie. Ningún partido obtuvo mayoría absoluta y las negociaciones para una nueva coalición duraron hasta hace poco.
(2):  La candidata a canciller de los Linke era la antipática de mi jurisdicción, qué lenta yo.
(3): No, no me fui por esas, baste con decir que no le di mi voto a esos verdesuchos pecuecos como había hecho hasta ahora.
(4): Sé de un ser completamente apolítico que por primera vez en mucho tiempo salió a votar por los ultraderechosos nada más por protesta (los AfD, Alternativa por Alemania, a quienes no mencioné (doña Mamerta viviendo tan en su burbuja que ni ve a los fachos)).  Se llevaron una buena tajada del pastel de votación, 3° con casi 13% y quienes han resultado por supuesto ser de lo más fastidiosos y rastreros en el Bundestag / Congreso, el legislativo sí pudo comenzar a trabajar con los nuevos elegidos)  A los meses ya ni se acordaba quiénes eran.

Abandono

No puedo creer que este año ya vaya más allá de su segunda mitad y este pobre blog no haya recibido ninguna nueva entrada.  Mencionárselo a una amiga que sugiriera "la escritura como catarsis" fue lo que medio lo desempolvó y el motivo de este rasguñito, como para que no quede el 2017 tan en blanco.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Cambio de los tiempos

Las elecciones de este año con resultado desafortunado (según yo, que era de la opinión del bando derrotado en todos los 3 casos) y especialmente la última marcan el punto de quiebre de una nueva era, así como lo hiciera el 11 de septiembre de 2001.  La pregunta será como de encuesta de opinión chimba de cierto periodicucho colombiano de aún amplia circulación: "cómo lo agarró la noticia de la elección de Trump el 9 de noviembre de 2016".  A mí me tocó en un miércoles oscuro, tuve que madrugar a las 5:30 y por eso no tuve tiempo ni de acordarme de revisar las noticias. Sólo cuando me subí al carro de un colega que me recogió ese día fue que me enteré de lo que se perfilaba como el resultado final y vine a confirmarlo 3 horas y 230 km después en Frankfurt en la bienvenida a un seminario de trabajo ("Buenos días, aunque no sean tan buenos por las noticias...") en el que estuve todo el día ocupada sin tiempo de ver noticias y si que menos de digerirlas. El jueves todavía estaba en la etapa negación pensando que era un mal chiste y/o una pesadilla de la cual pronto despertaría.  Creo que a partir del fin de semana siguiente ya lo asimilé y lo único que se me ocurre para expresar cómo me siento es como si estuviera viendo cómo Sauron va ganando las batallas en el Senior de los Anillos. Usar una referencia fictiva es otro modo de negar la realidad, supongo, pero es que ese vacío en el estómago cuando uno se da cuenta de veras de que la situación es bastante adversa para los "buenos" y el "mal" triunfa es el mismo en las dos situaciones.

Irónico reconocer que lo que habíamos vivido hasta ahora (el que hasta hace poco fuera presente, ya pasado), con todas sus dificultades, injusticias, problemas y etc., era bastante cómodo y favorable comparado con lo que se viene cuesta arriba.  Que Cambalache el tango era perfecto para describir al s. XX pero se quedó definitivamente corto para el XXI. Que la frase "se perdieron los valores" sea tan pastorcita mentirosa por haberse dicho tantas veces por pendejadas que cuando su significado es real ya no se perciba. Fuerza y paciencia es lo que necesitamos, porque que esto vaya a cambiar para bien en el short term más bien mehhh.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Historias de CDs

Que me parta un rayo, Christina y los Subterráneos

Hace poco me dio por escuchar en el trabajo el único álbum que tengo en el disco duro de mi portátil laboral:  Que me parta un rayo, Christina y los Subterráneos.  Creo que se lo copié a mi amigo U* -que está condenado a volver a Hamburgo aun cuando no le guste ni un poquito de lo que yo la amo-. Este disco es el soundtrack existencial de mi década entre los middle 20s y middle 30s. Todas sus canciones representan alguna vivencia real o posible, me sigue estremeciendo oir experiencias y pensamientos propios cantados en un rockcito valiente por una mujer preciosa y sobre todo con la misma rebeldía y energía en el corazón de aquellos tiempos.  Lo único bueno que pudiera abonársele al fatídico novio que tuviera en mis early 20s es que por eso "Las suelas de mis botas", "Mil pedazos", "Que me parta un rayo" o "Tengo una pistola" adquirieron carácter Musidramas autobiográfico. Esta última canción también arrastraba consigo un desespero existencial inexplicable, rabioso, anudado al cuello.  Cuando oí la canción hace poco me chocó tanto patetismo, ya después de décadas ya no dan ni el cuerpo ni el tiempo para tanta desesperación aun cuando la angustia existencial siga ahí, después de décadas.

Cuando me aprestaba a conducir un auto sola por vez primera puse "Dile a papá" en el playlist de la ocasión (por aquello de que me iba a coronar princesa de la autopista), pero seguí oyendo el resto que decía "..dile a los chicos / que no volveré más" y me dio un embiste de nostalgia como muy pocas veces me ha pasado en estos ya más 15 años de pseudoexilio.  Aún hoy en día no dejan de repetirse noches infructuosas en las que acabo en unos desparches bien bravos con el corazón lleno de pulgas. He tenido muchos días sin malditas florecitas ni arcoiris sobre mí pero también perfectamente felícisimos en compañía de gente maravillosa. Hace poco leí un artículo de las traducciones alemanas del Corto Maltese y por fin pude entender qué era lo que Christina se había comprado en ese bazar.  En suma, no había caído en cuenta de que mi biografía tenía un soundtrack tan cercano.

Finales de película

Me siento como en un final de película en los que, al son de una canción, la cámara se va alejando, el paisaje va llenándolo todo  y el personaje de la última escena se pierde en la multitud o en la grandeza del paisaje, ya abandonado por el guión y los espectadores a su propia suerte.  Ya es asunto de él qué va a seguir haciendo con su vida cuando hayamos salido del teatro o parado el player.

Mientras el zoom se aleja y y mi imagen montando en bicicleta se pierde en el paisaje del valle del Rin (con "Brimful of Asha" de Cornershop como música de fondo), quisiera tener la presencia de ánimo de Meryl Streep cuando va en el avión huyendo del miserable marido y cantándoles a sus dos hijos "Itsy Bitsy Spider" al final de "Heartburn" para seguir tan campante con mi vida.